Tres leyendas colombianas para recordar

Tres leyendas colombianas para recordar

Las leyendas colombianas son relatos que se han originado en cada región gracias a la tradición oral y las creencias populares que se han transmitido con el paso de los años.

Hoy existe un grave riesgo de perder esta costumbre a causa de la evolución inminente en la tecnología y todo lo que implica el paso del ser humano hacia ella.

Pero no te preocupes que aquí te narro las leyendas colombianas cortas menos conocidas y para recordar:

1. Leyenda colombiana (La Tunda)

Esta leyenda colombiana surgió en la costa pacífica, cuentan los lugareños que el mar es vital para que los eventos y las apariciones sobrenaturales se hagan presentes en Colombia y la Tunda no es la excepción.

Cuando los hombres mujeriegos van despistados en las penumbras de la noche, una mujer de aspecto intimidante con una pierna de tronco de árbol y la otra rugosa y pequeña, se les acerca con la intención de hipnotizarlos para llevarlos al monte y volverlos sus amantes.

Al parecer la mujer emana un fuerte olor que proviene de su pierna llena de raíces y con este aroma procede a enamorar a todo hombre que se cruza en su camino.

Cuando por fin tiene un prisionero, lo alimentar con cangrejos y camarones, esto con el fin de que el rinda en sus deberes maritales para con ella y el pronto se irá enamorando y olvidando de su vida pasada.

La leyenda colombiana dice que para revertir el hechizo de la Tunda, los familiares y padrinos de nacimiento deberán realizar un ritual con tambores, pólvora y canto para aturdir a este ser sobrenatural.

Pronto los hombres reaccionan y despiertan de la hipnosis provocada por la Tunda.

La última vez que la vieron, fue en un baile regional, según el relato de un campesino ella participaba en un reinado y su belleza era extraordinaria, él se dio cuenta que su pierna derecha era de un tronco de árbol y al sentirse delatada, huyó entre el monte para no volverse a ver jamás.

2. Leyenda colombiana (El Mohán)

El departamento tolimense se caracteriza por sus variadas historias sobre jovencitas desaparecidas a causa de supuestos seres sobrenaturales.

Cuenta la leyenda colombiana que el Mohán, un ser mágico de aspecto greñudo con una gran barba que toca los suelos, se acerca a las muchachas bonitas con el objetivo de hipnotizarlas para después raptarlas y llevárselas a lo profundo del río magdalena que desemboca en el mar Caribe.

El relato de José García, un campesino de la región quien tenía una hija de 16 años llamada Carmen la cual gozaba de gran belleza, era acechada por las noches del misterioso Mohán.

Una noche cuando la calma y la estática se apoderaba de la tierra, José se encontraba en su cama dispuesto a descansar, cuando de pronto un extraño ruido hizo que se despertara pensando si se querían meter a su finca a robar.

El curioso forcejeo provenía de la habitación de Carmen, corrió hacia esta y se encontró una ventana abierta, mientras que a lo lejos se veía a su hija en la espalda de un ser peludo quien se alejaba corriendo de la finca.

José inmediatamente fue por la escopeta y disparó al aire en señal de advertencia, Don Gregorio quien era su vecino y amigo, salió y gritó preguntando que había pasado al compadre.

Después de esto, persiguieron al Mohán con escopetas y perros, cada vez se veía más lejano el monstruoso ser, sin embargo, los perros iban cerca de este y no paraban de ladrarle.

Con botas de caucho y pijama, José se preparó para dar su último tiro y este fue muy cerca del blanco, tanto así que el Mohán no le quedó de otra que soltar a Carmen y dejarla en el piso desmayada.

El ser se alejó huyendo entre los matorrales del lugar, gritando de enojo por no poder llevarse con él a la mujer. Después de este suceso no volvió a aparecerse el Mohán.

3. Leyenda colombiana (El cura sin cabeza)

Cuenta la leyenda colombiana que, hace mucho tiempo existió un cura joven quien llegó en una embarcación con la idea de evangelizar una comunidad.

Se sabía que este hombre venía de una civilización moderna más avanzada y cuando tocó tierra, inmediatamente inició su labor.

Los meses pasaron y un día el cura iba caminando por las calles del pueblo cuando de pronto se topó con una mujer, las miradas se cruzaron y de repente pareció que el tiempo se detuvo cuando sus ojos se encontraron.

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Era la viuda del pueblo, recientemente había perdido a su marido y cargaba con sigo su vestido negro fúnebre en señal de luto, la gente se atrevió a decir que este encuentro enlazaría ambos destinos para siempre.

Pasaron los días y mientras el cura daba sus misas, la mujer lo acompañaba en la primera banca de la iglesia, observando detalladamente toda sus movimientos, el hombre llegó a sentirse intimidado y en ocasiones olvidaba sus parlamentos.

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La casualidad sucedió un día cuando los feligreses notaron la ausencia del cura ya que nadie lo había visto en varias horas, la gente se desesperó y lo buscaron sin tener éxito de encontrarlo.

De pronto apareció el joven con un semblante distinto y dijo que daría inicio a la misa, mientras predicaba su sermón no pudo contener sus palabras hablando de un suceso extraordinario que había generado un profundo placer a su vida.

Los habitantes del lugar no entendieron de que hablaba el sacerdote y simplemente hicieron caso omiso a sus palabras, sin embargo, al día siguiente volvió a suceder la misma situación de no hallar por ningún lado al cura.

De repente a alguien se le ocurrió decir en voz alta «Siempre que falta el cura, falta la viuda» y todos pensaron «es cierto» así que se dirigieron a la casa de la bella mujer enfurecidos buscando una explicación.

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Mientras el cura y la viuda disfrutaban de los placeres mundanos, una muchedumbre enfurecida se dirigía a este lugar y pronto la situación se volvería incontrolable al saber que las reliquias sagradas habían sido robadas y profanadas.

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El gran tumulto de gente se acomodó frente a la casa y enseguida empezaron a apedrear el lugar, perdieron la cordura y prendieron fuego a la mansión con ellos adentro.

Vieron enardecer el lugar hasta que fuera solo escombros, mucho después los habitantes empezaron a notar la presencia de un espectro con las características de un cura sin cabeza, la gente asumió que se debía al castigo de el ya que perdió la cabeza por una mujer.

 

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